11/04/2025 | Press release | Distributed by Public on 11/04/2025 10:34
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ROMA/NUEVA YORK/GINEBRA, 4 de noviembre de 2025 - El último análisis sobre la inseguridad alimentaria y la desnutrición en Sudán revela fuertes contrastes a lo largo de las líneas de conflicto, han advertido hoy la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). En las zonas donde la violencia ha disminuido -lo que ha permitido el acceso humanitario y la recuperación de los mercados- la seguridad alimentaria ha comenzado a mejorar. Sin embargo, en las zonas afectadas por el conflicto, que han quedado prácticamente aisladas de la asistencia humanitaria o bajo asedio, la hambruna se ha impuesto.
Los organismos hacen un llamamiento para que cesen las hostilidades y se garantice un acceso humanitario seguro, sin obstáculos y sostenido, urgente para evitar más pérdidas de vidas y proteger los medios de subsistencia.
El último informe especial de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (IPC, por sus siglas en inglés) confirma que, para septiembre de 2025, la inseguridad alimentaria aguda había mejorado ligeramente, con unos 21,2 millones de personas -el 45% de la población- enfrentando altos niveles de inseguridad alimentaria aguda (IPC3+). Se estima que 3,4 millones de personas ya no sufren niveles de hambre de crisis (IPC3+), en comparación con el análisis anterior (de diciembre de 2024 a mayo de 2025).
Estas mejoras llegan tras una estabilización gradual desde mayo de 2025 en los estados de Jartum, Al Jazirah y Sennar, donde el conflicto se ha reducido. Las familias están regresando a sus hogares, los mercados reabren y hay un acceso más constante a los suministros comerciales y humanitarios. Sin embargo, estos avances son limitados: la crisis general ha devastado la economía y los servicios vitales, y gran parte de la infraestructura de la que depende la población ha sido dañada o destruida.
También se prevén buenas condiciones agrícolas tras la cosecha y durante 2026, disminuyendo los niveles de crisis alimentaria hasta alcanzar los 19,3 millones de personas (de octubre de 2025 a enero de 2026).
Sin embargo, estas mejoras frágiles están muy localizadas. Muchas familias que regresan a Jartum y Al Jazirah lo han perdido todo y tendrán dificultades para beneficiarse plenamente de la cosecha. Mientras tanto, en las regiones occidentales de Sudán -en particular Darfur del Norte, Darfur del Sur, Kordofán Occidental y Kordofán del Sur- el conflicto activo y el acceso humanitario severamente restringido están provocando un fuerte deterioro del hambre y la desnutrición.
A partir de febrero de 2026 se prevé un agravamiento del hambre a medida que se agoten las reservas de alimentos y continúen los combates. Las cifras del IPC se mantienen prácticamente sin cambios, ya que las condiciones son demasiado inestables para prever resultados en torno a 841.000 personas en las zonas más afectadas, incluidas Al Fasher, Kadugli, Dilling y partes de Kordofán del Sur.
"A pesar de los enormes desafíos, la FAO y sus aliados siguen comprometidos a apoyar a las comunidades donde el acceso lo permita", ha afirmado Rein Paulsen, director de Emergencias y Resiliencia de la FAO. "Las semillas, las herramientas y el ganado son un salvavidas para millones de agricultores y pastores sudaneses. Restablecer el acceso y permitir la producción local de alimentos es esencial para salvar vidas y proteger los medios de subsistencia."
Según el Comité de Revisión de la Hambruna (FRC, por sus siglas en inglés), se están registrando condiciones de hambruna (Fase 5 del IPC, con evidencia razonable) en Al Fasher, Darfur del Norte, y en Kadugli, Kordofán del Sur, dos ciudades prácticamente aisladas por el conflicto del suministro comercial y de la asistencia humanitaria. Estas zonas habían sido clasificadas en la Fase 4 del IPC (Emergencia) en 2024. Ahora se han superado los umbrales de hambruna en cuanto a consumo de alimentos, desnutrición aguda y mortalidad.
Las condiciones en Dilling, Kordofán del Sur, probablemente sean similares a las de Kadugli, pero no pueden clasificarse debido a la falta de datos fiables, resultado del acceso humanitario restringido y de las hostilidades en curso.
En los Montes Nuba occidentales las condiciones han mostrado una ligera mejora, lo que ha permitido pasar de Riesgo de Hambruna a Fase 4 del IPC (Emergencia). Sin embargo, el riesgo de hambruna sigue siendo alto si no mejora el acceso humanitario.
El Comité de Revisión de la Hambruna proyecta un riesgo de hambruna en 20 áreas adicionales de las regiones del Gran Darfur y el Gran Kordofán, incluidas localidades rurales y campamentos de desplazados. Esto incluye varios nuevos puntos en Darfur del Este y Kordofán del Sur.
Las tasas de desnutrición aguda global (GAM, por sus siglas en inglés) según los datos de cribado son alarmantemente altas, oscilando entre el 38% y el 75% en Al Fasher y alcanzando el 29% en Kadugli, según el IPC.
Mientras tanto, los brotes de cólera, malaria y sarampión continúan en aumento en las zonas donde han colapsado los sistemas de salud, agua y saneamiento, lo que incrementa aún más el riesgo de muerte entre los niños y niñas desnutridos.
"La combinación mortal de hambre, enfermedad y desplazamiento está poniendo en riesgo a millones de niños y niñas", ha afirmado Lucia Elmi, directora de Operaciones de Emergencia de UNICEF. "Entre ellos, las niñas suelen ser las más afectadas, enfrentando mayores riesgos de desnutrición, violencia de género y abandono escolar. Los alimentos terapéuticos, el agua potable y los medicamentos y servicios de salud esenciales pueden salvar vidas, pero solo si logramos llegar a los niños a tiempo. Necesitamos con urgencia que las partes cumplan con sus obligaciones en virtud del derecho internacional y que garanticen que los actores humanitarios puedan llegar de manera segura, oportuna y sin trabas a los niños y niñas."
En todas las regiones gravemente afectadas, las causas del hambre son claras: conflicto, desplazamiento y bloqueo del acceso humanitario. En Al Fasher y Kadugli, la población ha soportado meses sin acceso fiable a alimentos ni atención médica. Los mercados han colapsado y los precios de los productos básicos se han disparado.
"El PMA ha logrado avances con gran esfuerzo y ahora llega cada mes a más de 4 millones de personas con asistencia alimentaria vital", ha declarado Ross Smith, director de Emergencias del PMA. "Vemos lo que es posible cuando podemos entregar ayuda esencial: las familias se reconstruyen, los mercados se reactivan y los niños reciben el alimento que necesitan para sobrevivir. Pero el conflicto aún determina quién come y quién no. Demasiadas comunidades están siendo empujadas al hambre simplemente porque no podemos acceder a ellas. Necesitamos más financiación y un acceso sostenido y sin obstáculos -ahora- para frenar la propagación de la hambruna."
UNICEF, el PMA y la FAO están priorizando las zonas más afectadas con apoyo integral en alimentación, nutrición, salud, agua, saneamiento e higiene (WASH), protección y salud agrícola y ganadera. Sin embargo, el acceso sigue siendo irregular, y tanto los trabajadores humanitarios como los suministros son atacados con frecuencia, mientras que los convoyes de ayuda enfrentan retrasos, denegaciones y amenazas de seguridad.
Sin un acceso seguro y sostenido, una financiación adecuada y el fin de la violencia, la hambruna seguirá cobrando vidas en Sudán.
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