12/19/2025 | Press release | Distributed by Public on 12/19/2025 10:45
Inicio > Noticias > Embajada de El Salvador en Austria respalda a salvadoreño que convierte el skate en identidad, oficio y legado
La Embajada de El Salvador en Austria respalda la participación de Miguel Castillo en el Art Advent - Kunst & Handwerk, el mercado navideño de artesanías más importante de Viena, ubicado en Karlsplatz.
Este mercado es un espacio con listas de espera de hasta diez años. Ante esta incursión, la Embajada de El Salvador en Austria reconoce y apoya el talento de este salvadoreño que ha logrado posicionar su estilo y poner en alto a nuestro país por medio de su marca con nombre y colores que llaman la atención: "Sivar Crafts Rebels",
Miguel Castillo nació en El Salvador y creció rodeado de calles, amigos, risas, curvas y concreto. A los 14 años, en 1996, se subió a su primera patineta y descubrió un mundo que lo marcaría para siempre. Patinaba casi todos los días en el Parque Balboa, en el Parque San Carlos en las cercanías de la colonia Universitaria Norte, o lanzándose desde la 29 Calle Poniente hasta el barrio San Miguelito en San Salvador. En esas lomas vibrantes, nació una comunidad: skaters que compartían trucos, caídas, sueños, tablas rotas y una forma distinta de ver la vida.
Años después, Miguel migró del país y, en esta etapa la patineta quedó guardada. Posteriormente, ya viviendo en Viena, y tras reconectarse por redes sociales con antiguos amigos del skate salvadoreño, Miguel entendió algo profundo: regresar al skateboarding. No obstante, antes de retomar este camino, se formó profesionalmente como joyero, un oficio delicado que le ha servido también en el diseño de las tablas. Es así como toda la técnica adquirida en la joyería la ha fusionado con aquello que lo había definido desde adolescente: la patineta.
Fue entonces cuando nació la idea de transformar patinetas usadas en arte. Comenzó en talleres compartidos en Viena, rodeado de artistas de todo el mundo, intercambiando técnicas, creatividad e inspiración. Tiempo después tomó una decisión enorme: construir su propio taller. Lo hizo él mismo, "desde cero", en su casa. Levantó paredes, ensambló mesas, adaptó máquinas y comenzó a trabajar. Ese taller cumplió seis años y fue terminado durante la pandemia, etapa en la que muchos proyectos en Europa se frenaron, pero el suyo tomó impulso.
La marca de "Sivar Crafts Rebels" llegó posteriormente. El artista explica que "Sivar" lo conecta con sus raíces y que el término siempre genera conversación sobre El Salvador. Por otro lado, explica que "Rebels" está asociado con el skateboarding dado a que este deporte es rebelde por naturaleza.
Su filosofía se sostiene en tres letras que definen su método y su visión: 3R - reducir, reutilizar y reciclar. Por ello, Miguel no utiliza patinetas nuevas. Solo trabaja con tablas usadas, quebradas, gastadas por el pavimento. Tablas que tienen historia: horas de práctica, intentos fallidos, trucos aprendidos, dolor, orgullo. Para él, esa historia es lo más valioso. No pinta la madera. No la tiñe. No la disfraza. "Cada pieza tiene historia. Cada color es real. Yo no pinto nada: la patineta trae los colores."
Las patinetas, explica, están hechas de madera de maple canadiense, una de las más resistentes del mundo. Todas tienen siete capas prensadas que crean patrones de color únicos. Algunas tablas modernas tienen fibra de vidrio, casi indestructible, pero tan duras que desgastan el filo de sus sierras. Nada es sencillo: cada pieza requiere tiempo, técnica y una selección cuidadosa de fragmentos. Miguel guarda pedazos durante años hasta encontrar el proyecto perfecto donde encajan. Así nacen sus lámparas, por ejemplo: con retazos que esperan pacientemente su momento.
Su catálogo es impresionante. Miguel hace muebles completos, marcos para cuadros, lámparas, macetas, magnetos, dijes impermeables en resina, cadenas de plata con piezas de skate, accesorios para zapatos -muy usados en Europa por el tema de la nieve- y tablas de cortar combinando madera austriaca con patineta reciclada. También crea racks para colgar patinetas en la pared, pensados para coleccionistas o para quienes guardan una tabla que significa una etapa de su vida.
Pero llegar hasta aquí no fue fácil. Reiniciar su vida dentro de la comunidad skater europea fue difícil. "Me costó mucho entrar otra vez", dice. Al principio, nadie lo conocía. Poco a poco se ganó un lugar diseñando logos, fabricando piezas para tiendas, creando mesas o detalles hechos totalmente por él. Lo hacía como agradecimiento cuando las tiendas le regalaban decenas de tablas para reciclar. Esa dinámica de apoyo mutuo lo reintegró a la cultura del skate, ahora desde otra perspectiva: como diseñador y creador.
Miguel no ha dejado el skate del todo. Lo practica de forma esporádica. Se ríe y dice: "La vida adulta…" Y luego agrega que algún día, cuando las rodillas ya no respondan igual, deberá frenar. Pero mientras tanto, disfruta.
Su mensaje para la juventud salvadoreña -dentro y fuera del país- es directo y honesto: "Seguí lo que te gusta. Nada es plano en la vida. Todo tiene una historia, un camino, dificultades. El miedo no es una opción… es un freno." A los que patinan, les dice que lo sigan haciendo "mientras los meniscos aguanten".
Hoy, Miguel Castillo es un símbolo de la diáspora que transforma, innova y representa a El Salvador desde el arte. Su taller, sus tablas, sus colores y su historia construyen un puente entre la cultura salvadoreña, la creatividad europea y la sostenibilidad global. Desde Viena, demuestra que el talento salvadoreño no solo viaja: se reinventa, se adapta, crece y florece. Y lo hace con identidad, rebeldía y propósito.
Etiquetas: Diáspora, Diplomacia pública, Embajadas y Consulados