11/03/2025 | Press release | Archived content
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado hoy nuevas orientaciones dirigidas a los países sobre formas de contrarrestar los efectos inmediatos y a largo plazo de los repentinos y graves recortes en la financiación externa, que trastocan en muchos países la prestación de servicios de salud esenciales.
Las nuevas orientaciones, tituladas Responding to the health financing emergency: immediate measures and longer-term shifts (Respuesta a la emergencia de financiación de la salud: medidas inmediatas y cambios a largo plazo), ofrecen un conjunto de opciones normativas para que los países hagan frente a las repentinas turbulencias de financiación y refuercen las iniciativas destinadas a movilizar y establecer una financiación suficiente y sostenible para los sistemas de salud nacionales.
Se prevé que en 2025 la ayuda externa para la salud se reduzca entre un 30 % y un 40 % en comparación con 2023, lo que provocará importantes perturbaciones inmediatas en los servicios de salud de los países de ingreso bajo y mediano. Los datos de una encuesta de la OMS recopilados en marzo de 2025 entre 108 países de ingreso bajo y mediano apuntan a que los recortes en la financiación han reducido servicios cruciales -la atención de maternidad, la vacunación, la preparación y respuesta frente a emergencias sanitarias y la vigilancia de enfermedades- hasta en un 70 % en algunos países. Más de 50 países han notificado la pérdida de puestos de trabajo entre los trabajadores de la salud y asistenciales, junto con perturbaciones importantes en los programas de capacitación de los trabajadores de la salud.
«Estos recortes repentinos e imprevistos de la ayuda han golpeado con fuerza a muchos países, y han provocado muertes y amenazado beneficios de salud que costó muchísimo conseguir», señaló el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS. «Pero en toda crisis se esconde una oportunidad para que los países superen la dependencia de la ayuda y avancen hacia una autosuficiencia sostenible basada en recursos internos. Las nuevas orientaciones de la OMS ayudarán a los países a movilizar, asignar, priorizar y utilizar mejor los fondos para apoyar la prestación de los servicios de salud que protegen a los más vulnerables».
Los recortes financieros de este año han agravado años de problemas persistentes en la financiación de la salud, como la creciente carga de la deuda, la inflación, la incertidumbre económica, los elevados gastos directos, el déficit presupuestario sistémico y la fuerte dependencia de la ayuda externa.
Las nuevas orientaciones de la OMS exhortan a los responsables de formular políticas a hacer de la salud una prioridad política y fiscal en los presupuestos públicos, especialmente en tiempos de crisis, y a considerar el gasto en salud no como un mero costo que debe contenerse, sino como una inversión en estabilidad social, dignidad humana y resiliencia económica.
En las orientaciones se insiste en la necesidad de que los países amortigüen las repercusiones inmediatas de las reducciones en la asistencia externa para la salud y se adapten a esta nueva realidad. Las principales recomendaciones normativas son:
Varios países ya han tomado medidas decisivas para fortalecer sus sistemas de salud y proteger los servicios de salud esenciales:
Las nuevas orientaciones arrancan del compromiso de la OMS de ayudar a todos los países a fortalecer y mantener sistemas de salud robustos, basados en el logro de la cobertura universal de salud y apoyados en sólidos servicios de atención primaria de salud que presten atención esencial a todas las personas que la necesiten.
Asimismo, están en consonancia con los mandatos vigentes de la Asamblea Mundial de la Salud, en particular las resoluciones sobre el «Fortalecimiento de la financiación de la salud en todo el mundo» y los «Aspectos económicos de la salud para todos», a fin de traducir los compromisos mundiales en medidas normativas aplicables en la práctica. La OMS y sus asociados se comprometen a ofrecer a los países apoyo técnico, análisis y aprendizaje entre pares para gestionar las crisis de financiación de la salud y sortear la transición, en particular a través del nuevo Centro de Intercambio de Conocimientos sobre la CUS, una alianza con el Gobierno del Japón y el Banco Mundial que se pondrá en marcha en diciembre de 2025.