11/12/2025 | Press release | Archived content
Guatemala es tierra de bosques nubosos, volcanes, y una gran biodiversidad que resguardan agua, especies y memoria ancestral. Es en este paisaje montañoso, jóvenes de comunidades rurales conservan, protegen y resguardan los bosques y lo convierten en sustento para la comunidad.
En Loma Linda (Quetzaltenango) y Santa Lucía Utatlán (Sololá), el turismo comunitario sostenible y la apicultura están abriendo caminos para que las nuevas generaciones encuentren oportunidades de desarrollo e ingresosen sus comunidades, con el apoyo del Banco Mundial y el acompañamiento de Sotz'il.
Juventud que encuentra futuro en el bosque
Claudio Sarat recuerda que, en 2006, cuando nació la Asociación Sostenible para el Desarrollo Integral y Turístico de Loma Linda (ASODILL), parecía un sueño que los jóvenes pudieran vivir del turismo sin tener que irse de sus comunidades. Años después, ese sueño se hizo realidad con la apertura del sendero hacia la cascada de Chilamate, creado "a punta de machete" por los bordes de los ríos y convertido en fuente de ingresos para guías y cuidadores.
En Santa Lucía Utatlán, a kilómetros de Loma Linda, otro joven se abre paso en su comunidad. Pero en lugar de recorrer senderos, lo hace cuidando colmenas y produciendo miel.
Allí, el zumbido de las abejas conquistó a Abner Roberto Xitamul, de la etnia k'iche', quien se integró a la Asociación Integral para el Desarrollo Apícola de Miel (AIDAM) en 2017.
Ingresos que se multiplican
En ambas iniciativas los beneficios se reparten entre los miembros de la Asociación generando medios de vida. En Loma Linda, los precios de entrada al sendero permiten contratar a socios como guías, mantener los senderos y abrir brechas cortafuego. "Son jornales que ayudan a nuestras familias, al tiempo que refuerzan la conservación", indica Claudio Sarat de ASODILL, integrada por 30 familias y que recibe en promedio 500 visitantes al año.
En Santa Lucía, las abejas son un verdadero tesoro. Los productores han modernizado sus procesos: pasaron de utilizar cajas rústicas a colmenas estandarizadas y adquirieron extractores de miel, lo que ha permitido reducir pérdidas y aumentar la eficiencia.En el pasado, AIDAM, una asociación conformada por 20 familias que manejan alrededor de 400 colmenas producía entre 10 y 11 libras de miel por caja.
Hoy gracias al apoyo recibido han triplicado la producción alcanzando 30 libras por caja. La miel se vende principalmente en ferias locales, pequeños comercios y restaurantes cercanos, además los socios elaboran jabones, cremas y champú, como productos derivados de la miel.
Obed Cux Chávez, uno de los líderes de AIDAM, explica: "Cuando la producción es alta, nos organizamos y contratamos a otros compañeros para apoyar en la extracción y envasado. Eso genera empleo y motiva a más jóvenes a involucrarse."
Sonia Geteyá Cochoy trabaja para AIDAM en Santa Lucía de Utatlán, Guatemala.
Janibeth Miranda, Banco Mundial
Del bosque, se vive
En Loma Linda y Santa Lucía el bosque es sinónimo de bienestar. "Conservarlo nos trae salud, alimentación y recursos económicos", dice Claudio, convencido de que el turismo y la conservación deben siempre ir de la mano.
En Santa Lucia, el vínculo con el bosque es ancestral: sin bosque y sin flores no hay abejas, y sin abejas no hay miel. Desde su identidad k'iche', Abner nos dice: "K'iche significa lugar de muchos árboles. Nuestros ancestros sabían que el bosque era vida y alimento. Por eso nuestra miel es única: porque se produce cuidando los bosques."
Las mujeres también se han integrado más activamente. Sonia Geteyá Cochoy, madre soltera y socia de AIDAM, comenta: "participamos en la extracción, el envasado de miel, y el estampado de cera. Al vender la miel, obtenemos un ingreso para la familia".
Perseverancia que genera apoyo
Proyectos como los de ASODILL y AIDAM, beneficiados por el Mecanismo Específico Dedicado para Pueblos Indígenas y Comunidades Locales (MDE), financiado por el Banco Mundial e implementado por la Asociación Sotz`il, demuestran que es posible combinar la protección de los bosques con la generación de ingresos sostenibles.
En Loma Linda se mejoró la infraestructura turística, se construyó un salón de capacitación y se fortalecieron las estrategias de promoción. En Santa Lucía se modernizó la producción apícola con colmenas estandarizadas, equipos de protección y extractores; además, se ofrecieron capacitaciones técnicas y un estudio de mercado para orientar la producción y venta de miel de forma rentable y sostenible. También se entregaron plantas para reforestar.
El MDE se implementó en 18 departamentos de Guatemala, apoyando a comunidades indígenas y rurales en el manejo sostenible de los bosques y la creación de oportunidades económicas.Ha beneficiado a más de 2,500 personas, de las cuales 19% son jóvenes.
El apoyo recibido permitió a Obed modernizar su producción y a Claudio fortalecer el turismo, dos caminos distintos que demuestran que es posible generar ingresos y asegurar un futuro sostenible con el bosque.
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