10/28/2025 | Press release | Distributed by Public on 10/28/2025 13:30
Versión estenográfica del discurso de la presidenta del Senado de la República, Laura Itzel Castillo Juárez, durante la Sesión Solemne en Conmemoración del Octogésimo Aniversario de la ONU.
Se reanuda la Sesión Solemne.
La Cámara de Senadores del Honorable Congreso de la Unión de los Estados Unidos Mexicanos expresa la más cordial bienvenida al señor Peter Grohmann, coordinador, residente y representante designado del secretario general de la Organización de las Naciones Unidas en México.
Es un honor recibir su visita.
Así mismo, reconocemos y agradecemos la presencia del doctor Daniel Octavio Fajardo Ortiz, titular de la Unidad General de Enlace con los Poderes Federales, quien acude en representación del ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Bienvenido.
También, saludamos la presencia de los representantes de la Organización de las Naciones Unidas y del personal de la Secretaría de Relaciones Exteriores de nuestro país. Sean ustedes todos y todas bienvenidos y bienvenidas.
Al mismo tiempo, me permito presentar a mis compañeras y compañeros senadores y senadoras de la Mesa Directiva presentes en esta sesión solemne. La senadora Verónica Noemí Camino Farjat, vicepresidenta; la senadora Imelda Margarita Sanmiguel Sánchez, vicepresidenta; el senador Jorge Carlos Ramírez Marín, vicepresidente; la senadora Sandra Simey Olvera Bautista, secretaria.
La senadora Mariela Gutiérrez Escalante, secretaria; la senadora Claudia Edith Anaya Mota, secretaria también; la senadora Lizeth Sánchez García, secretaria.
A la senadora María Martina Kantún Can, secretaria también. El senador Gustavo Sánchez Vázquez, secretario, el senador Néstor Camarillo Medina, también secretario.
El día de hoy en el Senado de la República conmemoramos 80 años de la Organización de las Naciones Unidas. En 1945, en medio de las heridas que dejaron dos guerras mundiales, los países del mundo decidieron crear un espacio para el diálogo, la cooperación y la defensa de la dignidad humana.
La ONU nació en el siglo XX como un compromiso compartido para preservar la paz y garantizar los derechos fundamentales de todas las personas.
Desde entonces, esta organización ha alcanzado logros fundamentales para la humanidad. Entre ellos están la aprobación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el impulso a los procesos de descolonización en Asia y África y la promoción de acuerdos para el desarrollo sostenible que han mejorado la vida de millones de personas.
La ONU también ha sido una institución decisiva en la agenda del desarme nuclear.
El Tratado de Tlatelolco, en el que México jugó un papel central, convirtió a América Latina en la primera zona libre de armas nucleares en el mundo.
Reconocemos igualmente los grandes avances que se han impulsado. Éstos, especialmente podríamos señalar, como es el caso de la Organización Internacional del Trabajo, que ha sido clave en la defensa del empleo digno, la libertad sindical y la justicia social.
La Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, ha permitido avanzar en la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres.
Y la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas representa un paso decisivo hacia sociedades que enaltezcan la diversidad cultural.
Hoy, en pleno siglo XXI, los desafíos son enormes.
La pobreza, la desigualdad, la crisis climática y las migraciones forzadas son retos urgentes que debemos atender.
En distintas regiones, los conflictos armados persisten y la violencia sigue cobrando vidas inocentes, como hemos visto recientemente en el genocidio que se ha llevado a cabo en Gaza.
La ONU como institución no es una más entre tantas. Su funcionamiento es la condición sin la cual no hay espacio para el multilateralismo, el derecho internacional ni la protección de los derechos humanos.
Sin embargo, reconocer su valor no exime al mundo de examinar sus límites y operación.
Como señaló el secretario de Relaciones Exteriores, Juan Ramón de la Fuente, la ONU se ha convertido, sin duda, en una institución absolutamente indispensable, pero que, por lo mismo, requiere ineludiblemente, urgentemente, una reforma.
Esta afirmación convoca a la reflexión. Si la institución es fundamental, debe transformarse para seguir siendo eficaz y garantizar el cumplimiento de su promesa: la paz.
Además, el secretario de Relaciones Exteriores ha sido firme en señalar que un multilateralismo democrático sólo lo será si se elimina el derecho al veto que mina la pluralidad y desarticula la posibilidad de diálogo.
Este país lleva todos los 80 años de vida de la ONU oponiéndose al uso de esta herramienta.
Por otra parte, México ha asumido un papel activo en el desarme, la cooperación y la defensa de la dignidad humana, además, tiene una responsabilidad especial.
Nuestra diplomacia ha insistido en que no basta con invocar la fuerza. La legitimidad internacional descansa en el derecho, en el diálogo y la cooperación. Siempre, como dice nuestra presidenta: "en coordinación, nunca en subordinación".
Así lo ha señalado también Héctor Vasconcelos, representante permanente de México ante las Naciones Unidas, al advertir que no se debe establecer un vínculo automático entre delincuencia organizada y terrorismo, pues confundirlos lleva a estrategias fallidas ante los órganos de la ONU.
En este sentido, México reivindica la capacidad del multilateralismo para actuar con precisión y ejecutar respuestas en consenso.
Bajo el liderazgo de nuestra presidenta, la doctora Claudia Sheinbaum Pardo, México reafirma su compromiso con las Naciones Unidas y con una política exterior guiada por el humanismo mexicano, que pone en el centro la vida, la justicia y la dignidad de nuestros pueblos.
Que este aniversario sea un momento para reconocer los logros de la ONU, pero también para asumir con responsabilidad la urgencia de las transformaciones que el mundo nos demanda.
Muchas gracias.