The Royal Household of HM the King

09/29/2025 | Press release | Distributed by Public on 09/29/2025 06:18

Palabras de S.M. el Rey en la entrega del Premio “Fórum Europa 2025”, a Antonio Costa, Presidente del Consejo Europeo

Buenos días a todos. Me alegra venir hoy a este querido Teatro Real para acompañar al Nueva Economía Fórum y a todos sus invitados de hoy en este acto en el que, además, me encargáis el honor de entregar vuestro "Premio Fórum Europa" a Antonio Costa, Presidente del Consejo Europeo. Y como estáis de aniversario en el Nueva Economía Fórum, pues permitidme una calurosa felicitación por esos 25 años, con mi ánimo para perseverar en vuestra tarea y vocación de hablar, de escuchar, de debatir y comprender las claves de nuestro tiempo y sus protagonistas.

No creo sorprender a nadie, ni seguramente soy original, si defino al Presidente Costa con tres condiciones de las que soy testigo desde hace años y que ejerce con convicción y sin complejos desde su fiel patriotismo portugués: Antonio Costa es un gran demócrata, un europeísta convencido y un gran amigo de España.

De él puede decirse, con justicia, que ha pasado por todas las instancias de la política portuguesa y europea. Ha vivido, como alcalde de Lisboa, el día a día de la política municipal (2007-2015). Como miembro del Parlamento portugués (1991-2004) y del Parlamento Europeo (2004-2005) conoce en primera persona las complejidades de la tarea legislativa. Ha sido Ministro de Asuntos Parlamentarios, de Justicia, de Estado, del Interior, y Primer Ministro de Portugal (2015-2024).

Y es, desde el 27 de junio del pasado año, Presidente del Consejo Europeo: la 4ª persona en desempeñar tan alta magistratura y la 1ª procedente de un país del sur de Europa.

Antonio Costa es, en definitiva, una de esas personas que han vivido su vocación -la política- para contribuir realmente a mejorar la vida de sus conciudadanos. Ha buscado -y lo sigue haciendo- el acuerdo en torno al bien común, como ─a otros niveles─ hacen tantos representantes políticos y servidores públicos, en Portugal, en España y en la Unión Europea.

Hay un evidente punto de conexión entre Antonio Costa y este foro, que cumple 25 años, porque el Presidente es un firme convencido de la fuerza de la palabra y el valor del intercambio de ideas. Y eso es lo que, durante este cuarto de siglo, ha sido también el "Nueva Economía Forum": un espacio plural, ajeno a dogmatismos y a prejuicios, abierto al contraste y la discrepancia. Un punto de encuentro de personas con opiniones diversas ─y a menudo divergentes─ que creen de veras en esa frase del médico y escritor (poeta) estadounidense, Oliver Wendell Holmes: "la mente que se abre a una nueva idea jamás volverá a su tamaño original".

Señoras y señores,

Este Premio no es solo -me parece- el reconocimiento a la trayectoria brillante y destacada de una persona: lo es, también, a la responsabilidad que ostenta hoy día. Porque en estos tiempos complejos, tanto importa reconocer las aportaciones individuales como el valor de las instituciones. Y el Consejo Europeo es una pieza clave del marco institucional de la Unión, esa nave que todos tripulamos y que nos ayuda ─tanto que sí─ a capear mejor las tempestades.

"...Este Premio no es solo el reconocimiento a la trayectoria brillante y destacada de una persona: lo es, también, a la responsabilidad que ostenta hoy día. Porque en estos tiempos complejos, tanto importa reconocer las aportaciones individuales como el valor de las instituciones...."

Este año he tenido ocasión de hablar de Europa en lugares de gran significación para la historia del continente: lo he hecho en Yuste, el lugar de retiro y meditación del Emperador Carlos V; lo he hecho en Aquisgrán, la capital elegida por Carlomagno; lo he hecho en Coimbra, en el paraninfo de esa histórica universidad que tuvo a bien honrarme con su doctorado honoris causa, junto con el Presidente de la Rep. Italiana Sergio Mattarella, y lo he hecho en Brujas, sede del Colegio de Europa, donde clausuré el pasado curso académico, glosando la figura de ese gran hacedor de Europa que fue Jacques Delors.

En todos esos lugares reivindiqué nuestra fe en Europa y en su senda de progreso que, con todas las dificultades externas e internas, ha sido ─y es─ el mayor y más exitoso proceso de innovación y transformación de gobernanza en el mundo; que de una terrible y trágica 1ª mitad del s.XX nos ha permitido pasar ya el 1º cuarto del s.XXI con cotas de libertad, democracia y bienestar solo soñados en aquellos comienzos de este gran proyecto que debemos saber cuidar, defender y mejorar.

España y Portugal son dos países profundamente transformados por su adhesión a la UE, que tuvo lugar un mismo 12 de junio de 1985. Si, pasados 40 años de aquel día, somos países más fuertes, más dinámicos, más cohesionados, se debe en gran medida a que hemos creído ─y hemos crecido─ en Europa. No me refiero tan solo a lo económico y a lo social, sino también a lo cultural: somos más fuertes porque nuestra identidad, y la de nuestras regiones, ha aprendido a reconocerse en la identidad europea.

Europa es, sí, diversa y heterogénea. No en vano el lema oficial de la Unión es: "unida en la diversidad". ¿Y qué identidad que fuera común a 450 millones de personas no lo sería? La identidad de los europeos tiene su base ─en lo político─ en la democracia y en el estado de derecho. La libertad y la igualdad son parte de nuestro ser y eje de nuestra convivencia. Dos ideas firmemente enraizadas en nuestros sistemas democráticos.

La familiaridad con esos principios, y la convicción de que, por lo general, se cumplen y se respetan, no nos debería llevar a darlos por sentados. Porque hay en el mundo voces y acciones sutil ─o incluso abiertamente─ contrarias. Son tiempos que, más que nunca, nos aconsejan, a los europeos, unidad.

Estar unidos no implica ─jamás podría hacerlo, tratándose de Europa─ la adhesión monolítica a ningún ideario, sino una sintonía, una armonía en torno a los principios esenciales. Lo dije de manera más precisa en Portugal, en la Universidad de Coimbra; en una ciudad donde ─por cierto, Presidente─ tuve ocasión de acordarme de ese compatriota suyo, admirador de Cervantes y de Unamuno, que fue el poeta Miguel Torga. En Coimbra dije, y perdón por la "auto-cita": "lo que está en juego no es lo que tenemos, es lo que somos".

Nuestra defensa de Europa no es la defensa de un patrimonio, sino de un modo ─el nuestro─ de ser y estar en el mundo: la libertad, la igualdad, el derecho, la democracia, la solidaridad. Casi 7 décadas de historia y prosperidad compartidas y el recuerdo, siempre latente, del sufrimiento de dos guerras mundiales. No podemos retroceder, perder ese acervo, rendirnos a la evidencia de un parteaguas histórico que dé al traste con todo lo logrado. Debemos seguir haciendo Europa, porque la construcción europea nos define, nos impulsa, nos refuerza.

Así que "sigamos unidos, sigamos adelante": ese es, Sras. y Sres., el mensaje que, creo, se encierra en este Premio Fórum Europa. Reciba con él, Presidente Costa, nuestra más cordial enhorabuena.

Quiero que mi abrazo llegue, junto con el de la Reina y la Princesa, a los familiares, a los amigos y compañeros, y a todos los que lloran la ausencia irreparable de esos hombres y mujeres. Su servicio será el más alto ejemplo para todos; su memoria alumbrará nuestro camino.

Y ahora os pido que, todos juntos, gritéis conmigo: ¡VIVA ESPAÑA!​

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