09/17/2025 | Press release | Distributed by Public on 09/17/2025 11:33
En Colombia existen más de 4000 especies de orquídeas. La Cattleya trianae es la más popular, conocida como la «flor de mayo» y la flor nacional del país desde 1936. Entre sus curiosidades, destaca por ser la orquídea con mayor diversidad de colores, con más de 70 tonalidades registradas. Todos estos datos, que parecen sacados de Google, son para Giselly Estrada y su familia la base de su pasión y el sustento de su negocio.
"El proyecto de las orquídeas siempre ha estado con nosotros. El responsable de todo esto ha sido mi esposo, porque en su familia toda la vida hubo orquídeas: la abuelita, la tía, la mamá, el padrino…Él heredaba las plantas y de ahí arrancó con la fascinación. Cuando nos casamos, yo seguí aprendiendo a su lado, pero para él era algo más grande, se convirtió en un sueño", así resume Giselly su relación con este proyecto que se ha convertido en parte esencial de sus vidas.
Pero para materializar los sueños, se requiere redoblar esfuerzos y pasar de un simple pasatiempo a un plan de trabajo riguroso, sobre todo cuando se trata de un material tan bello y efímero como las flores.
"Cultivábamos las plantas en el solar de la casa de la mamá de mi esposo, pero cuando la colección fue creciendo, nos tocó salir a buscar otro lugar. Un primo mío nos prestó un pedazo de su finca y ahí continuamos cultivando hasta que se nos dio la oportunidad de tener este espacio", explica.
En la vereda Astilleros de San Antonio de Prado, en una casa vieja de tapia, techo de teja de barro y paredes pintadas de blanco, el sueño comenzó a transformarse en realidad. En este lugar hay un pequeño laboratorio donde se pueden ver tejidos verdes en frascos de todos los tamaños, marcados rigurosamente con nombres científicos y números de serie. Aquí, los pequeños retoños de orquídeas germinan con la luz y la humedad adecuadas para luego convertirse en plantas maravillosas; ninguna se parece a la otra, cambian en una pinta, una forma, un tamaño o un olor. Estas orquídeas se exhiben como en un museo sobre estanterías de madera a lo largo de uno de los corredores de la casa.
Las más de 200 orquídeas son un verdadero espectáculo de la naturaleza, con pétalos que se despliegan en formas inusuales y asimétricas, con colores que van desde el blanco puro y cremas suaves hasta vibrantes fucsias, morados intensos, rojos apasionados, verdes esmeralda e incluso combinaciones y patrones que parecen pintados a mano. Aunque algunas pueden ser pequeñas y delicadas, otras son grandes y vistosas, con tallos que se elevan y sostienen varias flores. Sus hojas también varían: pueden ser anchas y carnosas o más delgadas y alargadas, dependiendo de la especie y su hábitat.
Hoy, Orquídeas Astilleros es un emprendimiento rural y familiar que ha participado en varios programas de la Alcaldía de Medellín y comercializa sus flores en los Mercados Campesinos desde hace dos años.
"Mis hijos nacieron entre orquídeas. Camilo, él es muy juicioso y ha aprendido la parte científica, hace los cruces y las semillas. Mi esposo se ha dedicado al in vitro. A mi hija le gusta mucho la parte de las ventas y el mercadeo. Cada uno tiene algo en lo que participa, nos complementamos de alguna forma".
Y aunque el camino es de flores, cuando el negocio fue creciendo, Giselly y su familia también encontraron espinas.
"Empezamos a tener dificultades porque había plantas que salían in vitro, pero no les podíamos garantizar las condiciones adecuadas para el endurecimiento y la floración en general. Comenzamos a construir invernaderos de forma empírica, pero no han sido suficientes".
Cuando buscaban alternativas para tener un invernadero que les permitiera continuar con la producción de orquídeas, la Alcaldía de Medellín les presentó la línea de crédito rural, un proyecto que hace parte del Programa Distrital Agropecuario 2024 - 2027, gestionado por el Banco Distrital.
"La Alcaldía de Medellín nos informó que existía la posibilidad de tener un crédito con el Banco Distrital, que podíamos pagar en módicas sumas. Hicimos la gestión, y en 20 días ya me estaban llamando para aprobar el crédito. Luego de la aprobación, en cinco días ya teníamos el invernadero construido. Ahora podremos disponer de forma adecuada las plantas, hacerles trazabilidad al tenerlas en lotes con condiciones adecuadas de luz y de riego. Esto nos garantiza seguir creciendo, porque la meta es desarrollar nuestra empresa paso a paso y, para ello, la infraestructura es muy importante"
Entre árboles de eucalipto, en lo alto de las montañas del corregimiento de San Antonio de Prado de Medellín, se alza un amplio invernadero de 300 metros cuadrados. Aún está vacío, pero cuando Giselly lo recorre puede verlo lleno de orquídeas y de otras tantas plantas que, como sus sueños, también tendrán espacio para habitarlo.